de Salomé Ureña de Henríquez
¿Por qué te asustas, ave sencilla?
¿Por qué tus ojos fijas en mí?
Yo no pretendo, pobre avecilla,
llevar tu nido lejos de aquí.
Aquí, en el hueco de piedra dura,
tranquila y sola te vi al pasar,
y traigo flores de la llanura
para que adornes tu libre hogar.
Pero me miras y te estremeces,
y el ala bates con inquietud,
y te adelantas, resuelta, a veces,
con amorosa solicitud.
Porque no sabes hasta qué grado
yo la inocencia sé respetar,
que es, para el alma tierna, sagrado
de tus amores el libre hogar.
¡Pobre avecilla! Vuelve a tu nido
mientras del prado me alejo yo;
en él mi mano lecho mullido
de hojas y flores te preparó.
Mas si tu tierna prole futura
en duro lecho miro al pasar,
con flores y hojas de la llanura
deja que adorne tu libre hogar.
Edicion Digital
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lunes, 26 de octubre de 2009
jueves, 22 de octubre de 2009
Interesante
¿Por qué las letras del teclado tienen ese orden?
Por: Yolanda Amelia Matos
Las primeras máquinas de escribir tenían las letras colocadas en orden alfabético, eran mecánicas y funcionaban con “martillos” que al presionar las teclas ejercían presión sobre una cinta entintada y marcaban las letras en el papel, pero surgió el problema de que los martillos se quedaban atascados dentro de la maquina y para solucionarlos su creador Cristopher Latham Sholes altero el orden de las letras separando las combinaciones que se usaban con más frecuencia y quedo como resultado el orden que podemos ver hoy en nuestros teclados que se mantuvo para los nuevos modelos que surgieron y permanecen en la actualidad.
Por: Yolanda Amelia Matos
Las primeras máquinas de escribir tenían las letras colocadas en orden alfabético, eran mecánicas y funcionaban con “martillos” que al presionar las teclas ejercían presión sobre una cinta entintada y marcaban las letras en el papel, pero surgió el problema de que los martillos se quedaban atascados dentro de la maquina y para solucionarlos su creador Cristopher Latham Sholes altero el orden de las letras separando las combinaciones que se usaban con más frecuencia y quedo como resultado el orden que podemos ver hoy en nuestros teclados que se mantuvo para los nuevos modelos que surgieron y permanecen en la actualidad.
miércoles, 21 de octubre de 2009
Salomé Ureña de Henriquez
Nació en Santo Domingo, el 21 de octubre del 1850. Destacada poeta y pedagoga, se le considera como la figura central de la poesía lírica dominicana de mediados del siglo XIX y también innovadora de la educación femenina en nuestro país.
Fue hija del también escritor y preceptor Nicolás Ureña de Mendoza. Sus primeras lecciones las tomó de su madre Gregoria Díaz. Más tarde su padre la llevó de la mano en la lectura de los clásicos, tanto españoles como franceses. Debido a ello, la joven Salomé alcanzó una educación y formación intelectual y literaria que ayudaría a codearse con el mundo literario del país a los quince años. Se casó con el escritor, médico y abogado Francisco Henríquez y Carvajal con quien contrajo matrimonio a los 20 años y procreó a sus 4 hijos: Francisco, Pedro, Max y Camila Henríquez Ureña. Su tercer hijo, Max, fue una de las lumbreras humanísticas más destacadas de la América Hispana en el siglo XX.
Alentada por su esposo, en 1881 instituyó el primer centro femenino de enseñanza superior, nombrado Instituto de Señoritas.
Publicó sus primeros poemas a la edad de 17 años. Su estilo espontáneo se manifiesta muchas veces lleno de ternura, como ocurre en El Ave y el Nido, en otras se vuelve trágico, como En horas de angustia y otras veces su verso se torna viril y patriótico como en A la Patria y en Ruinas. La poetisa cantó a su patria, a su panorama hermoso, a sus hijos, a su esposo, a las flores, a la isla misma, como ocurre en La llegada del invierno.
Murió relativamente joven a la edad de 47 años, debido a la tuberculosis.
El 21 de octubre en honor a ella se celebra el día del poeta.
Fue hija del también escritor y preceptor Nicolás Ureña de Mendoza. Sus primeras lecciones las tomó de su madre Gregoria Díaz. Más tarde su padre la llevó de la mano en la lectura de los clásicos, tanto españoles como franceses. Debido a ello, la joven Salomé alcanzó una educación y formación intelectual y literaria que ayudaría a codearse con el mundo literario del país a los quince años. Se casó con el escritor, médico y abogado Francisco Henríquez y Carvajal con quien contrajo matrimonio a los 20 años y procreó a sus 4 hijos: Francisco, Pedro, Max y Camila Henríquez Ureña. Su tercer hijo, Max, fue una de las lumbreras humanísticas más destacadas de la América Hispana en el siglo XX.
Alentada por su esposo, en 1881 instituyó el primer centro femenino de enseñanza superior, nombrado Instituto de Señoritas.
Publicó sus primeros poemas a la edad de 17 años. Su estilo espontáneo se manifiesta muchas veces lleno de ternura, como ocurre en El Ave y el Nido, en otras se vuelve trágico, como En horas de angustia y otras veces su verso se torna viril y patriótico como en A la Patria y en Ruinas. La poetisa cantó a su patria, a su panorama hermoso, a sus hijos, a su esposo, a las flores, a la isla misma, como ocurre en La llegada del invierno.
Murió relativamente joven a la edad de 47 años, debido a la tuberculosis.
El 21 de octubre en honor a ella se celebra el día del poeta.
martes, 20 de octubre de 2009
jueves, 15 de octubre de 2009
Mi Pedro
Salomé Ureña de Henríquez
Mi Pedro no es soldado; no ambiciona
de César ni Alejandro los laureles;
si a sus sienes aguarda una corona,
la hallará del estudio en los vergeles.
¡Si lo vierais jugar! Tienen sus juegos
algo de serio que a pesar inclina.
Nunca la guerra le inspiró sus juegos:
la fuerza del progreso lo domina.
Hijo del siglo, para el bien creado,
la fiebre de la vida lo sacude;
busca la luz, como el insecto alado,
y en sus fulgores a inundarse acude.
Amante de la Patria, y entusiasta,
el escudo conoce, en él se huelga,
y de una caña, que transforma en asta,
el cruzado pendón trémulo cuelga.
Así es mi Pedro, generoso y bueno,
todo lo grande le merece culto;
entre el ruido del mundo irá sereno,
que lleva de virtud germen oculto.
Cuando sacude su infantil cabeza
el pensamiento que le infunde brío,
estalla en bendiciones mi terneza
y digo al porvenir: ¡Te lo confío!
Mi Pedro no es soldado; no ambiciona
de César ni Alejandro los laureles;
si a sus sienes aguarda una corona,
la hallará del estudio en los vergeles.
¡Si lo vierais jugar! Tienen sus juegos
algo de serio que a pesar inclina.
Nunca la guerra le inspiró sus juegos:
la fuerza del progreso lo domina.
Hijo del siglo, para el bien creado,
la fiebre de la vida lo sacude;
busca la luz, como el insecto alado,
y en sus fulgores a inundarse acude.
Amante de la Patria, y entusiasta,
el escudo conoce, en él se huelga,
y de una caña, que transforma en asta,
el cruzado pendón trémulo cuelga.
Así es mi Pedro, generoso y bueno,
todo lo grande le merece culto;
entre el ruido del mundo irá sereno,
que lleva de virtud germen oculto.
Cuando sacude su infantil cabeza
el pensamiento que le infunde brío,
estalla en bendiciones mi terneza
y digo al porvenir: ¡Te lo confío!
martes, 13 de octubre de 2009
viernes, 2 de octubre de 2009
Libritas
Por: Taina Ubiñas
Amiguitos, les contare la historia de un pacientito muy querido que se llama Libritas, tiene 8 años y estudia en el colegio SOMOS BELLOS, él está un poquito pasado de peso.
La mami de Libritas lo trajo a mi consulta porque quiere que él baje de peso y para que yo lo ayude con su alimentación.
Al principio él no quería porque pensaba que yo no lo dejaría comer todas esas cosas ricas que les gustan a todos los niños, pero le expliqué que por ser pequeño no podía llevar una “dieta”, de esas, sino que yo le enseñaría a comer para que pudiera saber que cosas le hacían daño y cuáles no, además le dejaría siempre un día, que llamamos “día libre” en el cual él podría darse esos gustitos especiales.
Cuando ya eso estuvo claro, le pregunte a Libritas por qué él quería ser más delgado y me dijo, muy triste, que sus amiguitos del colegio y del barrio le decían “GORDO”, “BALLENA”, “FOFO” y demás palabras feas que lo herían mucho y le hacían sentir mal, y que ya no quería que lo ofendieran y le maltrataran más.
Yo entonces le dije, que él no era ninguna de esas cosas, que simplemente estaba pasando por un momento de su vida en el cual tenía unas libras de más, pero que con disposición, empeño y amor todo se podía lograr, y también le dije que era un niño muy bello y simpático y que ser más fuerte que sus amiguitos no lo hacía diferente.
Actualmente estoy trabajando con él y vamos muy bien, ya él se aceptó como es y sabe que no importa lo que diga la balanza de pesar, él es bello por encima de todo eso.
Moraleja: no debemos sentirnos mal, ni ponernos tristes si nos dicen o gritan que somos gorditos, a veces nuestros amiguitos y familiares dicen esas cosas pensando que nos ayudan, para que hagamos algo al respecto.
Yo lo que les aconsejo es que en vez de llorar y sentirse tímidos y retraídos, sean fuertes y tomen valor para cambiar su cuerpo a como quieren que sea.
Todo es Posible!!
Amiguitos, les contare la historia de un pacientito muy querido que se llama Libritas, tiene 8 años y estudia en el colegio SOMOS BELLOS, él está un poquito pasado de peso.
La mami de Libritas lo trajo a mi consulta porque quiere que él baje de peso y para que yo lo ayude con su alimentación.
Al principio él no quería porque pensaba que yo no lo dejaría comer todas esas cosas ricas que les gustan a todos los niños, pero le expliqué que por ser pequeño no podía llevar una “dieta”, de esas, sino que yo le enseñaría a comer para que pudiera saber que cosas le hacían daño y cuáles no, además le dejaría siempre un día, que llamamos “día libre” en el cual él podría darse esos gustitos especiales.
Cuando ya eso estuvo claro, le pregunte a Libritas por qué él quería ser más delgado y me dijo, muy triste, que sus amiguitos del colegio y del barrio le decían “GORDO”, “BALLENA”, “FOFO” y demás palabras feas que lo herían mucho y le hacían sentir mal, y que ya no quería que lo ofendieran y le maltrataran más.
Yo entonces le dije, que él no era ninguna de esas cosas, que simplemente estaba pasando por un momento de su vida en el cual tenía unas libras de más, pero que con disposición, empeño y amor todo se podía lograr, y también le dije que era un niño muy bello y simpático y que ser más fuerte que sus amiguitos no lo hacía diferente.
Actualmente estoy trabajando con él y vamos muy bien, ya él se aceptó como es y sabe que no importa lo que diga la balanza de pesar, él es bello por encima de todo eso.
Moraleja: no debemos sentirnos mal, ni ponernos tristes si nos dicen o gritan que somos gorditos, a veces nuestros amiguitos y familiares dicen esas cosas pensando que nos ayudan, para que hagamos algo al respecto.
Yo lo que les aconsejo es que en vez de llorar y sentirse tímidos y retraídos, sean fuertes y tomen valor para cambiar su cuerpo a como quieren que sea.
Todo es Posible!!
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